RESUMO
El virus es igualitaria amenaza, contagio rápido, circulación inmediata, pero se realiza en función de la estricta desigualdad social: deja de ser una cuestión de cada cuerpo singular (la edad, las enfermedades preexistentes) y de la población en general para convertirse en una cuestión que afecta, especialmente, a aquellas personas cuyas existencias son precarizadas. La situación de las villas de la Ciudad de Buenos Aires -debemos decir, cada vez, que es la más rica del país y la que destina incesantes recursos al embellecimiento urbano, para que se comprenda que no es un problema de escasez de fondos públicos sino de decisión política-, la serie de contagios, la muerte de referentes emblemáticos del trabajo comunitario, pone en evidencia que lo que pone en riesgo es, también, la desigualdad social. (AU)